Historia

La historia de China (中国 Zhōngguó) se extiende por varios milenios, lo que la convierte en una de las civilizaciones más antiguas e influyentes de la historia mundial. Desde los primeros asentamientos humanos hasta los desarrollos tecnológicos modernos, China ha jugado un papel central en el desarrollo cultural, económico y político de Asia y del mundo.

Las Primeras Sociedades y Dinastías (3er milenio a.C. - 221 a.C.)

Las primeras trazas de civilización china se remontan al período neolítico con la cultura de 仰韶 Yǎngsháo y la cultura de 龙山 Lóngshān. Hacia el 2100 a.C., la primera dinastía semilegendaria, los Xià, emerge. Le sigue la dinastía Shāng (1600-1046 a.C.), que dejó escritos grabados en huesos de animales y caparazones de tortugas, los primeros ejemplos de escritura china.

La dinastía Zhōu (1046-256 a.C.) sucede a los Shang e instaura el concepto del "Mandato del Cielo" (天命 Tiānmìng), justificando el derecho divino de los reyes a gobernar. Este período ve también la aparición de las grandes escuelas de pensamiento, especialmente el confucianismo (儒学 Rúxué), el taoísmo (道教 Dàojiào) y el legalismo (法家 Fǎjiā).

El Imperio Unido: Las Dinastías Qin y Han (221 a.C. - 220 d.C.)

La dinastía Qín, fundada por 秦始皇 Qín Shǐ Huáng, unifica China en el 221 a.C. y establece las bases de un estado centralizado. Qin Shi Huang es conocido por haber comenzado la construcción de la 长城 Chángchéng (Gran Muralla) y por su inmenso mausoleo, custodiado por el ejército de 兵马俑 Bīngmǎyǒng (terracota).

La dinastía Hàn (206 a.C. - 220 d.C.) sucede a los Qin y marca una era de expansión territorial, prosperidad económica e innovaciones tecnológicas. Este período también está marcado por la apertura de la 丝绸之路 Sīchóu zhī Lù (Ruta de la Seda), que conecta China con Asia Central y Europa.

Las Dinastías Tang y Song: La Edad de Oro de China (618-1279)

La dinastía Táng (618-907) es a menudo considerada como la edad de oro de la cultura china. Es una época de grandes logros en las artes, la literatura y la diplomacia. 长安 Cháng'ān (hoy Xi'an), la capital, se convierte en una de las metrópolis más grandes del mundo.

Bajo la dinastía Sòng (960-1279), China experimenta una revolución económica y tecnológica. Los chinos inventan la imprenta, la brújula magnética y la pólvora, innovaciones que transformarán el mundo.

Los Imperios Mongol y Ming (1279-1644)

China es conquistada por los mongoles bajo la dirección de 忽必烈 Hūbìliè (Kublai Khan), quien funda la dinastía Yuán (1279-1368). Este período ve un aumento de los intercambios con Occidente, especialmente gracias a los viajes de 马可波罗 Mǎkě Bōluó (Marco Polo).

La dinastía Míng (1368-1644) restaura el dominio chino y emprende grandes proyectos, como la reconstrucción de la Gran Muralla y la construcción de la 紫禁城 Zǐjìnchéng (Ciudad Prohibida) en 北京 Běijīng. Las expediciones marítimas del almirante 郑和 Zhèng Hé extienden la influencia china hasta el este de África.

Las Dinastías Qing y la Era Moderna (1644 - Siglo XX)

La dinastía Qīng (1644-1912), dirigida por los manchúes (满族 Mǎnzú), es la última dinastía imperial de China. Experimenta un declive progresivo frente a las invasiones extranjeras y los levantamientos internos. Las guerras del opio (鸦片战争 Yāpiàn Zhànzhēng) y los tratados desiguales impuestos por las potencias occidentales debilitan considerablemente el imperio.

En 1912, se proclama la República de China (中华民国 Zhōnghuá Mínguó), marcando el fin de más de 2 000 años de reinado dinástico. Después de un período de guerras civiles y lucha contra la invasión japonesa, la República Popular de China (中华人民共和国 Zhōnghuá Rénmín Gònghéguó) se establece en 1949 bajo la dirección de 毛泽东 Máo Zédōng.

La China Contemporánea

Hoy en día, China es una de las mayores potencias económicas y políticas del mundo. Mientras preserva su rico patrimonio cultural, continúa desempeñando un papel esencial en el escenario internacional.

La historia de China es una fuente inagotable de asombro, revelando las múltiples facetas de una civilización que ha sabido atravesar los tiempos mientras evoluciona constantemente. Es un testimonio brillante de la riqueza y la resiliencia del espíritu humano.